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Que la electricidad deje de fluir puede resultar muy caro. Casi ninguna industria puede permitirse el lujo de quedarse sin energía. Por eso, cuando una compañía cuenta con su propia infraestructura eléctrica de alta o media tensión, el mantenimiento preventivo es fundamental para anticiparse al tiempo de inactividad. Pero ¿qué pasa cuando todo tiene que parar sin aviso previo?

La ingeniería eléctrica es una de las ramas más nuevas de la ingeniería, pues se remonta apenas a finales del siglo XIX. La era moderna está marcada por la introducción de la electricidad en los hogares, las empresas y la industria. Esto fue posible gracias a la labor y el talento de los ingenieros eléctricos más famosos de la historia, así como de muchos otros no tan famosos que, de igual forma, hicieron grandes contribuciones. Todos ellos fueron mentes innovadoras que convirtieron ideas y conceptos sobre la electricidad en dispositivos y sistemas prácticos. 

Una central eléctrica es una instalación industrial utilizada para generar y distribuir energía eléctrica de forma masiva. Muchas de estas cuentan con uno o más generadores, una máquina giratoria —alternador— que convierte la energía mecánica en eléctrica trifásica. Así, el movimiento relativo entre el campo magnético y un conductor eléctrico crea corriente eléctrica.

Casi todo el mundo ha experimentado un apagón. Este tipo de incidentes, por supuesto, son más frecuentes en países en desarrollo, debido a la falta de infraestructura o de mantenimiento. Los más severos tienen consecuencias económicas y sociales catastróficas, amenazando incluso con desestabilizar a una nación entera. La mayoría ocurren por errores humanos, desastres naturales —huracanes, tsunamis, rayos, inundaciones, sismos— o fallas técnicas.

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